¿Se resiente de un mal que perdura?
¿Relacionado con una pérdida? ¿Con el trabajo? ¿Ligado a un comportamiento que se reprocha? ¿Ha intentado desprenderse de él, pero finalmente el problema vuelve o persiste?
Puede pedir ayuda, una mirada externa.
“Del mismo modo que hay mecánicos para los coches, hay psicólogos para las personas” declaró una paciente, sorprendida del alivio encontrado junto a un compañero.
Sí, y junto a este psicólogo puede elegir explorar su vida, pasada y presente, más o menos profundamente, durante más o menos tiempo.
Cada persona según su necesidad y deseo.
A lo largo de la vida, podemos encontrarnos con dificultades que nos generan malestar.
Como pueden ser :
- miedos que nos paralizan
- demasiado estrés en el trabajo o en la escuela
- dificultades relacionales en el seno familiar o en el exterior
- trastornos alimentarios
- duelo o experiencias dolorosas
- depresión
- adicción/es...
Se suele vivir dicha situación como prueba de « debilidad ». Sin embargo, en distintos momentos de la vida podemos necesitar confiar en alguien, aclararnos, o adaptarnos a una situación determinada. También podemos desear cambiar las relaciones con los demás o nuestro comportamiento: dejar de ser esclavo de una adicción, padecer trastornos del sueño…
La consulta psicológica es un espacio para hablar de sí mismo, para depositar lo que nos abruma y nos impide, a veces, vivir. Es el momento de establecer relaciones entre el pasado y el presente con el fin de entender mejor el propio funcionamiento. Porque, a menudo, se encuentra uno repitiendo comportamientos familiares, que, de alguna manera, no le pertenecen.
La consulta psicológica sirve, también, para identificar las emociones y límites, y para explorar los propios recursos internos.
La escucha terapéutica permite el encuentro con uno mismo y, por consiguiente,
empezar a vivir de otra manera.
El objetivo de la primera cita es para determinar los motivos de la consulta. ¿Qué le ha llevado a consultar? ¿Qué expectativas tiene con respecto a la terapia?
Dependiendo de tales premisas, se establecerá conjuntamente un seguimiento psicológico: perspectivas de trabajo, frecuencia de las consultas… (ver herramientas del psicólogo)
A continuación, el trabajo se realiza según el ritmo de cada uno. La consulta psicológica se convierte en un espacio propio, un paréntesis donde ya no es necesario censurarse. Poner palabras permite exteriorizar, « sacar lo que uno lleva dentro » en un espacio tranquilizador y de confianza.
Dicha liberación de la palabra, así como el acompañamiento del psicólogo, propiciarán una relajación de las tensiones y una nueva comprensión de las situaciones y las emociones.
La conversación es interactiva y no directiva. El intercambio se lleva a cabo según lo que va discurriendo. Se trata del principio de la asociación libre. Se crea un hilo en el relato a medida que la persona habla y se expresa.
La duración del tratamiento no está preestablecida. Depende de los objetivos que se quieren alcanzar, de su evolución y de la implicación de la persona.